Escrito Por: Katherine Giraldo
Tomar decisiones, es sin duda una actividad que diariamente hacemos, pero que para muchos no deja de ser difícil por momentos.
Las decisiones, son clave en el camino al éxito, a la plenitud psicológica y al bienestar interno, porque son aquellas bases y senderos del camino que vamos a recorrer cada día para llegar hasta la vida que soñamos, o hasta una profunda desgracia.
Reconocer la importancia de las decisiones, es tan simple como echar una mirada hacia atrás y saber que tu presente, es causa de las decisiones que tomaste en el pasado. Es decir que si hoy vives frustrado con tu realidad, ha sido gracias a malas decisiones que has tomado con anterioridad.
Sin embargo, la decisión es como una habilidad, como un músculo interno que simplemente necesita ser ejercitado para volverse fuerte.
Así que, hoy estás a tiempo de salvar tu futuro, empezando a superar la indecisión y adquiriendo consciencia de la importancia de las decisiones en tu presente, para así labrar un camino seguro a tu felicidad.
A continuación, te daré unos simples pasos que te servirán al momento de tomar una decisión con cabeza fría:
Antes de tomar cualquier decisión, debes primero examinar el resultado que quieres obtener, con lo que sea que decidas.
Por ejemplo, si estás a punto de casarte con una mujer que no te trae tranquilidad sino que altera tu estado de ánimo, entonces piensa a qué resultado quieres llegar después de casarte y por el resto de tu vida… Y analiza si esa decisión, es acorde a ese resultado.
Mínimamente tendrás dos opciones por las cuales te puedes decidir. Básicamente serán la de aceptar y la de rechazar algo.
Volviendo al mismo ejemplo del futuro matrimonio… Tienes la alternativa de negarte a el, de optar por seguir tu vida tranquilo estando solamente tú, de atraer otra mujer o de hablar con esta para expresar los que quieres y que no es afín a lo que ella es.
Es decir, siempre tendrás alternativas, es cuestión de analizar bien la situación (preferiblemente escribiendo en papel lo que se te ocurra) y de tener en cuenta todos los caminos posibles… Hasta lo más remotos.
Después de tener las alternativas presentes y escritas en el papel, empieza a estudiar las consecuencias tanto negativas como positivas que vendrían luego de ser tomada cada una de ellas.
Por ejemplo, si te casas, entonces tu familia y la familia de tu esposa estaría bien, probablemente ella estaría contenta y todos te apoyen por “haber hecho lo correcto”; pero tú no estarás feliz sino resignado. Si no te casas, a lo mejor las familias estén en tu contra, tu pareja te odie y todos te den la espalda; pero tú, te sentirás bien contigo mismo.
Al momento de saber las consecuencias, recuerda el resultado que quieres conseguir, enfócate en él.
Finalmente, llega el momento de decidir.
Algún camino debes tomar, está en tus manos elegir cuál… Cuando llega este momento, busca un lugar relajado para que tu interior y tu cuerpo se relaje lo más que pueda, busca un parque o la orilla de un río donde sientas paz y sepas que sólo eres tú.
Bueno, si conoces a alguien que haya estado en medio de una situación similar a la tuya, y que finalmente sea feliz después de atravesar ese acontecimiento… Habla con esa persona y busca su recomendación, pregúntale cómo decidió, qué le ayudó a tomar el mejor camino y aprende de lo que te sirva en sus palabras.
En todo caso, llegado el momento simplemente despójate del miedo o del palpito fuerte que empiezas a sentir de estar tan cerca de decidir.
Lo menos probable después de conoces las consecuencias de cada decisión, es que te equivoques escogiendo una de ellas. Y si llegase a pasar que decides mal, simplemente no te preocupes… Recuerda que la vida muchas veces consiste en ensayar, no funcionar, volver a ensayar, no funcionar, volver a ensayar, no funcionar, y así, hasta que lo logres 😉
Ya has tomado la decisión, sólo queda actuar.
La vida requiere que asumas riesgos, que abordes caminos nuevos, que intentes cosas diferentes, que decidas sobre lo desconocido y aprendas 🙂
Después de saber que la decisión que tomaste es la que realmente te hace feliz, entonces no le des más vuelta al asunto y simplemente dile al mundo lo que quieres.
Si muchos se vienen en contra tuya, pues recuerda que si en tu vida no cumples tus sueños, terminarás cumpliendo los sueños de otros… Entonces, vale la pena decidirte por ti mismo.
Y finalmente, puedes empezar a ejercitar tu músculo de la decisión desde cosas simples… Por ejemplo, cuando salgas con tus amigos atrévete a decidir qué harán ese día.
Invítalos a comer y decide tú el lugar a donde quieres que vayan juntos, alquila una película que te guste y diles que te acompañen en tu casa a verla mientras comen palomitas 😀
Empieza a adquirir la confianza de decidir en esos grupos sociales a los que perteneces. En tu casa, con tus amigos, con tu pareja, con tus compañeros de trabajo, con tus compañeros de estudio, etc.
Y bueno, ¿Conoces tú otras maneras de llegar a tomar decisiones efectivamente? ¡Cuéntanos abajo, en la parte de comentarios! 😀